jueves, 26 de marzo de 2009

De un tiempo a esta parte he retomado una vieja idea que nunca termino de materializar, más que nada por cuestiones logísticas, y que he decidido poner en práctica de una vez por todas. Me refiero a la militancia.

En estos tiempos de quiebra de las relaciones interpersonales, de aislamiento fomentado por la todopoderosa idea del individualismo, o los restos del pensamiento burgués de la familia como célula social básica, separada del resto por una membrana de protección aparentemente aislante; en estos tiempos, digo, de desprestigio de lo colectivo me parece importante formar parte de algún organismo pluricelular en el que el todo resultante sea mayor que la suma de sus partes.

Os lo cuento porque sé de antemano que no será un colectivo feminista, y no lo será porque considero el feminismo no como un fin en si mismo, sino como un punto de vista, un lugar desde donde observar y actuar, motor en lugar de objetivo, lugar de partida para una transformación de las estructuras desde mi posición de ser humano libre.

Feminista no es entonces necesariamente la mujer que busca su emancipación como el objetivo último, ni siquiera la emancipación de todas las mujeres, mi feminismo es el de una persona que cree que los seres humanos (hombres o mujeres) pueden y deben enfrentar su vida sin que su sexo biológico y los roles culturales a éste asignados la limiten.

Por eso se habla de feminismos, en plural, y no de feminismo como un todo uniforme, porque aquel al que yo me adscribo es el que cree que la perspectiva de género ha de ser la fuente de la que broten transformaciones de toda índole y que repercutan en una mejora de las estructuras, desde mi ser de mujer, trascendiéndolo.

martes, 10 de marzo de 2009

DOS IDEAS

Para retomar el blog, después de algún tiempo de parón, dejo aquí dos ideas, que me vienen al hilo de conversaciones y lecturas recientes.

1. Alguien dijo (muchas y muchos dicen): “Son las mujeres las que tienen que acabar con el machismo, porque son ellas las que educan a los hijos”.
Primera lectura de tan extendida creencia: los oprimidos deben liberarse solos. La historia contradice esa idea. Los esclavos no se liberaron solos, en Norteamérica hubo una guerra por esta y otras razones, se llamó Guerra de Secesión. Los negros no se des-segregaron solos, los blancos lucharon con ellos en un movimiento interracial, se llamó Movimiento por los Derechos Civiles. Las mujeres no se liberarán solas, se están liberando gracias a un cambio de conciencia en el que participan junto a hombres que también se están liberando con ellas. Se llama Feminismo.
Segunda lectura: “las mujeres han de acabar con el machismo porque ellas educan a los hijos” suena demasiado a que ellas (nosotras) han de educar a los hijos. Los hijos se educan por las mujeres y por los hombres, aún cuando estos no lo pretendan. Todo educa, todos educamos, todos, pues, somos responsables de los mensajes que enviamos, y todos tenemos derecho a pedirles cuentas a los demás de los mensajes que envían, cuando estos mensajes fomentan odio, separación, opresión, sumisión. Y malamente lucharemos contra el machismo si seguimos pensando que la educación es tarea de hembras.

2. El cuerpo como prisión: lucho con mi propia inseguridad, dudo de mi atractivo y con ello me hago esclava de mi miedo. Aún peor, mi miedo llama al miedo, y como profecía autocumplida, provoco que se realice lo que temo. Mi liberación pasa por la aceptación y el reconocimiento de mi belleza interior y exterior, y pasa por la proyección de ese reconocimiento al resto del mundo, empoderándome. Pero para ello debo autorizarme, sentirme legitimada en mi proyección, dejando de escuchar esas voces que dicen: si destacas, eres mala; si no destacas, estás mal.
Soy lo que soy, y punto.
Leo que Jaime Lee Curtis posó desnuda para una revista de enorme tirada para mostrarle al mundo sus verdaderos cuarenta años. Quería romper el mito de su apabullante figura sexy, quería romper el círculo vicioso de la mentira que fomenta en nuestras mentes la idea de lo que ha de ser la perfección de un cuerpo femenino, operado, retocado por ordenador, violado simbólicamente pues con estos actos se nos dice que somos imperfectas solo por ser mujeres, que solo retocadas y recosidas y recauchutadas podemos ser mujeres hermosas. Pues me cago en esa idea, y aplaudo a Jaime Lee Curtis. Por mi salud mental, por mi salud física, y por mi compromiso feminista, me paso a partir de hoy mismo los complejos por el forro de mi bendita vagina. He dicho.


Algunas y algunos dicen que las mujeres somos muy cabronas entre nosotras. Pues yo digo que no, que no, y que no. Las mujeres nos alimentamos unas de otras, nos abrazamos desde todos los frentes y calmamos nuestros miedos, iluminamos nuestras mentes y alumbramos de esperanza el camino. Algunos hombres también lo hacen. Y yo me siento afortunada por ello.
Un abrazo a llas mujeres que me rodean y acompañan, las de siempre, las de hoy, y las del futuro. Gracias a la vida por habernos cruzado en este viaje...