domingo, 24 de agosto de 2008

A LA SALUD DE LOS HOMBRES BUENOS

Anoche pasaron por aquí un par de amigos que hacía tiempo no veía. Por esas conexiones mágicas del cosmos, que todo lo ordena, aparecieron en el mejor momento…

Acabo de cerrar la puerta a dos hombres que estuvieron en mi recuerdo durante muchos años, y que cuando se hicieron carne y hueso en mi realidad cotidiana volvieron a decepcionarme y a dejarme el sinsabor de descubrir que hay personas que solo cambian la fachada, el envoltorio, y el discurso, pero que en lo esencial continúan aferrados a sus debilidades, y que mantienen inflados sus egos a costa de infravalorar a la mujer y viviendo su relación con nosotras desde la presión y el chantaje emocional, sin descubrirnos nunca como personas, sin tratarnos nunca de igual a igual, incapaces de ver en nosotras una identidad propia, una dignidad legítima, sin reconocer nuestro derecho a definir nuestros límites, viviéndonos como simples medios para conseguir sus fines, y desvalorizándonos si no los consiguen.

Aparecen entonces dos rayos de luz en medio de las tinieblas, para recordarme que las puertas se cierran a las personas concretas, no a un género entero en bloque. Quería acabar con los hombres, aislarme de ellos por un tiempo, protegerme de su destructiva egomanía, pero un par de ángeles bellos por dentro y por fuera llegaron a traerme ternura y diálogo, buena conversación, afecto y mucha risa…

Así que hoy domingo, aparco mi dolor de cabeza (un par de cervezas, un par de canutos y demasiado tabaco… ay) para celebrar con mi café (un café resucitador…) la existencia de todos esos hombres buenos que son capaces de reflexionar sobre el mundo y sobre sí mismos, capaces de la introspección, de la empatía, con sentido de la justicia y emocionalidades sanas, alumbrando el feo panorama imperante, recordándome que el cambio es posible, que hay hombres que ya están en ello, que el desarrollo y la evolución están en marcha…

A esta generación le ha tocado ser protagonista en un tiempo de cambios, somos una generación de transición, y eso nos desestabiliza y nos deja sin modelos válidos ni referentes en los que basarnos, pero ahí está el reto y la belleza, pues estamos creando una realidad más justa y pacífica, y lo podemos hacer juntos. Esto es una Revolución, compadres, comadres, y la vamos a llevar a cabo con imaginación, encuentro y rebeldía.

Y celebrando juntos, como se merece, cada batalla ganada.

Gracias chicos.

4 comentarios:

Lorenia dijo...

Sobre tu post anterior. Hola la verdad es que el sexo para ambos géneros siempre es usado a la conveniencia de cada quien, sólo que los hombres son más caray no quería decir la palabra pero son más como bestias.Muy buen post, me encanta tu sinceridad.

Lorenia dijo...

Tienes razón en lo que dices, hay gente que no cambia y que te das cuenta cuando se vuelven a reecontar que siguen en el mismo abismo y que nada ha cambiado en su pensamiento, lo mejor de esto es que uno lo puede distinguir porque precisamente uno sigue adelante y adelante y para seguir adelante tuvieron que cambiar muchas cosas en nuestra persona en general. Saludos!

Anónimo dijo...

hacía mucho que no entraba, revisando los posts he descubierto los comentarios de lolatower... gracias por comentar compañera! sigue por aquí, ya te visito pronto.

abrazos a todas

Anónimo dijo...

para lolatower:
he estado leyendo tu "sumidero", he tratado de dejarte un mensaje pero tu pág no me deja. te lo dejo aquí, por si vuelves, es sobre una entrada sobre la debilidad moral (o algo así):

tienes mucha razón en todo lo que dices, pero te faltó una cosa: se puede desaprender.

cuesta mucho, muchísimo, seguramente toda una vida (espero que menos) pero siempre se avanza. veo como mi propio desgaste y sufrimiento se ha ido atenuando con cada decisión que he tomado hacia mi libertad y mi autogestión, y aunque la inseguridad a veces aún es fuerte, cada vez dura menos y es menos intensa, y al menos soy consciente de que es fruto de las proyecciones de otros sobre mi, lo que hace que me cueste menos superarlas...

en fin, un poco de esperanza, saber que podemos empoderarnos y creer que ellos pueden también desaprender de sus privilegios y comprender, realmente, la carga que para nosotras suponen.

un saludo.